jueves, 22 de enero de 2015

Se ve, se siente, Cuauhtémoc Blanco presidente

Líder incomparable, luchador incansable, cerebro creador de juego, zorro astuto, pletórico ídolo popular, galán telenovelesco, príncipe azteca del coloso de Santa Úrsula y con tan gran corazón que se le quiere salir por la espalda. En la cancha fue un genio, un irreverente, fue un jugador que le inyectaba ánimo, espíritu y garra al equipo, nunca dejaba de pelear un balón. Hoy no es lo mismo, pero los años no pasan en balde. Siempre se entregó a nuestra canonizada Selección Nacional de futbol. Cuau era “El Diferente” (con mayúsculas), aquel que todos los equipos de futbol lo querían en sus filas, y si era rival, lo tundían a patadas sólo por llamarse Cuauhtémoc Blanco. Fuera de los campos presumen en los medios que es una gran persona; no lo dudo y hasta lo quisiera comprobar.

¿Por qué San Cuau, por qué razón metes tu joroba (o tu nariz) a la política? A ti no te corresponde ese papel. “Zapatero a su zapato” diría un bigotón pelón que narraba tus partidos. ¿Acaso quieres ganar más dinero? Fuiste un gran jugador; vuélvete director técnico, comentarista deportivo o apoya a los jóvenes talentos. ¿O es que Germancito Villa y tus compadres ya te dijeron dónde está la mina de oro para todos ustedes y cómo puedes lucrar aún más con tu imagen y popularidad? ¿Vas a seguirte tomando fotos con servidores públicos en fiestas costosas?

El mundo del fútbol es sólo un espectáculo, en cambio al pueblo se le debe de tratar con seriedad y mucha responsabilidad. No dudo que vayas a hacer cosas loables como poner más campos de futbol en Cuernavaca o apoyar otros deportes, pero no es lo tuyo. Nunca lo fue. Te deseo de todo corazón que no ganes las elecciones porque entonces quedará todavía más claro que la política actual de México es un concurso de popularidad patrocinado por Televisa Espectáculos o Miss Universo y respaldado por nosotros, los ciudadanos. Si mi deseo, como es probable, no se cumple, espero resultes un gran líder como lo fuiste en la cancha. Ojalá, tú, ídolo y figura, no seas un politiquillo soberbio, egoísta y ambicioso como la mayoría. Ojalá seas diferente, El Diferente, y te prepares bien para brindarle buenas cosas al pueblo, porque recuerda que vienes del pueblo y que en tu juventud viajabas en camión para ir a tus entrenamientos.     

Fotografía tomada de La Jornada en línea

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