Para que el mundo siga su curso y para que las empresas
también lo hagan nosotros debemos comprar objetos que satisfagan nuestras
realidades inventadas, mitos e ilusiones. Las empresas deben de poner el
producto al alcance de toda persona que pueda comprarlo para supuestamente
satisfacer nuestras necesidades; algunas efímeras, otras inventadas y algunas
reales.
Los objetos han alcanzado un carácter determinante para
conformar la identidad y motivación de los individuos dentro de nuestra
sociedad contemporánea. Sociedad la cual pretende la búsqueda de la riqueza
para excitar la admiración o la envidia en los demás.
“La noción de personalización en los productos
comerciales es algo más que un argumento publicitario: es un concepto
ideológico fundamental de una sociedad que, al personalizar los objetos y las
creencias, aspira a integrar mejor a las personas.” Integrarlas al mercado de
consumidores, excitarlas con insignificancias para integrarlas al río sardinezco
de consumistas. Las modas son efímeras pero logran su objetivo, satisfacer a la
persona que la consume tapando inseguridades y vacíos existenciales.
El estudio en las universidades es el entrenamiento
personal para entrar a un mercado laboral en el cual sólo nos incrustaremos con
el objetivo de ganar cierta cantidad de pesos para después comprar objetos o
tecnología que satisfaga nuestra necesidad de diversión o tiempo libre que las
empresas absorben de nosotros, los empleados. Se estudia para ser alguien
funcional, un engrane más, alguien más en una sociedad de consumo voraz. Más
tarde nos daremos cuenta que aquello que anhelamos, aquello que siempre soñamos
nunca lo vamos a alcanzar y pasaremos a formar parte de una estadística
solamente, pero mientras:
La ignorancia es la felicidad, por lo tanto: satisfagamos
nuestras carencias, compremos en Pull & Bear, vistámonos con ropa de ZARA,
gratifiquemos nuestra muerte, bebamos “Buchanitan´s del sellito rojo”,
trabajemos para comprar, presumamos los celulares, vanagloriémonos de los
carros, menospreciemos al pobre, veneremos a los objetos que son la razón de
nuestra felicidad, vaciemos nuestro ser y nuestra mente, preocupémonos por
nosotros mismos, olvidémonos del de al lado, seamos individualistas, canallas,
serviles, es mejor no tener información, ni enterarse de los problemas
sociales, culturales y políticos, sigamos siendo una generación condenada,
llena de lápidas, muerta y perdida.
Estoy seguro que es el único camino a la felicidad postmodernista. Lo
demás es anacrónico.
*Basado en ideas de Jean Baudrillard