miércoles, 25 de marzo de 2015

MVS (2) Aristegui (1)

Escucho y veo en internet que muchos apoyan la decisión de MVS con el argumento que ellos, COMO EMPRESA, pueden hacer lo que quieran con sus empleados y más aún si le faltan el respeto o quieren pasar por alto la autoridad de la compañía. Estoy totalmente de acuerdo. Aunque con un pequeño bemol en donde creo puede haber exceso de autoritarismo. Pero ese no es al caso en esta columna ocasional.

Primer y único error de Aristegui: Tienen razón. Carmen Aristegui no tenía porque mandar un ultimátum a la empresa diciendo que si no reinstalaban a sus compañeros periodistas, ella se iba. ¡Qué bueno que la corrieron! Por andar de revoltosa y tratar de pasar por alto el nombre de la empresa MVS.

Primer error de MVS: despidieron a los periodistas Irving Huerta y Daniel Lizárraga (que casualmente fueron los que descubrieron La Casa Blanca de Peña Nieto) por vincular el nombre de la empresa de comunicación con una plataforma digital de denuncia anónima ciudadana llamada Méxicoleaks. Me pregunto yo: ¿no habría sido más fácil y más sensato sancionar a los mejores periodistas del momento de manera interna, COMO CUALQUIER OTRA EMPRESA,  y hacer un comunicado público en donde se deslindaban de cualquier nexo con Méxicoleaks? Hablando se entiende la gente. MVS, COMO EMPRESA, debió de haber sancionado a la gente que utilizó su nombre sin ninguna autorización, pero sin hacer tanto revuelo. ¿En qué cabeza líder cabe despedir a los periodistas (que casualmente fueron los que descubrieron La Casa Blanca de Peña Nieto) que con un reportaje hicieron subir el rating del programa de radio que como consecuencia lleva más dinero al negocio? Concuerdo que MVS puede hacer lo que quiera, pero qué insensatos, qué imprudentes, qué poco inteligentes. Si hubieran sido más discretos, se hubieran evitado tanto alboroto que ha causado la noticia. Y no hubieran perdido ni dinero, ni credibilidad. Además, no se hubieran echado a las espaladas a tanta gente a disgusto con ellos. Carajo.

Segundo error de MVS: Correr a Aristegui. Sensato y prudente hubiera sido que después de que la periodista les diera el ultimátum, COMO EMPRESA, también la hubieran sancionado a ella internamente y, tal vez, obligado a dar disculpas públicas por querer pasar por encima y amenazar a las autoridades de la organización. Pero no correrla. Nuevamente, qué insensatos, qué imprudentes, qué poco inteligentes. Hablando se entiende la gente.

El actuar de los hermanos Vargas, dueños de MVS, nos hace dudar a muchos sobre que detrás de los despidos de los periodistas (que casualmente fueron los que descubrieron La Casa Blanca de Peña Nieto) puede haber intereses políticos, gubernamentales y electorales. A propósito que son épocas de elecciones. Si no, ¿por qué tanta urgencia en acabar con el noticiario más escuchado del país en una semana? Qué tontos e irracionales resultaron los Vargas al no saber solucionar los problemas de manera calmada y categórica. Ahora, existe un clima de mucha tensión en MVS a raíz de la situación, según dicen los empleados. Total, COMO EMPRESA, pueden hacer lo que quieran aún así les cueste dinero y prestigio.


Sólo hay que aclarar que al tratarse de una empresa de comunicación, sirve a la sociedad de manera informativa y cultural. No es como cualquier otra que vende un producto a la gente. Por lo tanto, se debe de tener aún más cuidado en el manejo del contenido y del mensaje que se transmite, ya que, aunque se escuche inverosímil, la comunicación que se manda va directamente a la inteligencia del receptor. Por eso es un caso especial. Noticias MVS con Carmen Aristegui daba un espacio a la crítica y reflexión política que cada vez falta más en medios de comunicación abiertos a cualquier persona.

   Foto tomada de Internet

lunes, 16 de marzo de 2015

Je suis Aristegui

Como lo dije anteriormente (Charlie Hebdo): el periodismo por naturaleza y sentido común es un ejercicio de libertad de expresión. Sesgar estos espacios es un atentado a esa condición. Carmen Aristegui junto a su equipo de periodistas, ofrecían constante información crítica sobre la corrupción política, daban espacio al debate reflexivo y abierto en sus mesas de análisis con Denise Dresser, Sergio Aguayo y Lorenzo Meyer, espacios que cada vez hay menos en radio y televisión y que como ciudadanos tenemos el deber de defenderlos.

Recordemos que el despido se originó porque se asoció el nombre de la empresa MVS con Méxicoleaks (@Mexleaks), una nueva plataforma digital para la denuncia ciudadana. A MVS no le gustó eso y despidió a dos colaboradores de Aristegui; los que descubrieron “La Casa Blanca”. Después, Carmen pidió que reinstalaran a su equipo y como consecuencia, la empresa de comunicación dio por terminada la relación laboral con la periodista.

Me gustaría señalar el gran honor y compañerismo que mostró la periodista al arriesgar su cabeza (que al final la perdió) para que parte de su equipo de trabajo fuera reinstalado; me refiero a Daniel Lizárraga (@danliza) e Irving Huerta (@ihuertaz) quienes fueron previamente despedidos por la empresa. Esa acción habla de una gran y leal persona.

Jonh Ackerman, en el periódico La Jornada, escribe que el golpe a Aristegui se da en este momento preciso por la coyuntura electoral que se vive, ya que una cobertura del proceso electoral como la que lleva a cabo Aristegui, puede ser perjudicial para el poder corrupto. 1

La orden de callar a Carmen puede venir de los más altos mandos del país en represalia por la divulgación de los documentos sobre “La Casa Blanca” de Peña Nieto, con el mensaje firme de que cualquier voz que diga lo que no es “políticamente correcto” decir, será sancionada fuertemente. Probablemente, supongo yo, que el despido de la periodista ya estaba planeado por alguna orden de algún mandamás y que sólo esperaban un descuido para entonces llevar a cabo el plan de acción.

En este país más vale ser idiota e inculto porque así se puede llegar a la presidencia, que reflexivo y crítico porque lo primero que buscan es desaparecer a esa gente de los medios masivos de comunicación.

Por lo anterior, seguramente, en esta era digital, mediante un programa de radio online y distribuido a través de Youtube, Carmen puede seguir vigente periodísticamente, socialmente y económicamente. Si no, seguramente algún otro medio independiente buscará que esté en sus filas. Y digo independiente porque seguramente Televisa o TVAzteca no la pueden incluir en sus filas debido a la “línea editorial” que manejan. Vienen nuevos tiempos para nuevos proyectos, Carmen.  

Son días oscuros para el periodismo mexicano, para la democracia, para la libertad. Lo menos que queda hacer es leer y seguir informados, así como llevar el debate y la reflexión a nuestros círculos cercanos de convivencia.


sábado, 7 de marzo de 2015

¿Qué es lo que necesita decir un partido para creerle?

El candidato que se postule para un cargo público debería de empezar por informar a los electores sobre su grado de estudio, la trayectoria que ha tenido para llegar a ser aspirante a un cargo público, los libros que ha leído y las películas que le han impresionado más. Lo anterior en función de una frase que dice que somos lo que leemos, lo que vivimos y los amigos que nos rodean. Desde mi punto de vista los aspectos antes mencionados dirían mucho sobre una persona para tomar una decisión sobre entregarle un cargo público o no. Sin embargo, de todo hay que dudar, así que no bastaría con que mencionaran uno o dos libros, tres películas y que dijeran que en su boleta de calificaciones de la primaria nunca obtuvo un 9; habría que cuestionarlo a profundidad sobre lo que dijera. Después de haber comprobado su calidad moral e intelectual, entonces sí se tendría que dar paso a escuchar sus propuestas.


En cuanto a los partidos, además de transmitir su ideología a los ciudadanos, me parecería ideal que reflejaran la calidad humana e intelectual de sus integrantes con base en los puntos antes mencionados. También creo adecuado que deberían mencionar el porqué de sus propuestas y la forma en que las llevarían a cabo explicadas de una manera entendible para cualquier persona. Además partir con propuestas o proyectos básicos como son la educación, la salud y la economía de las familias. Únicamente así, considero que tendrían sólo un poco de mayor credibilidad. 

jueves, 5 de marzo de 2015

Se escribe por vergüenza

La paso mal. La he pasado mal. Me tuve que salir de clase de mercadotecnia (para colmo mercadotecnia) porque no concuerdo en varios puntos con esa rama de estudio. Yo de ninguna manera voy a la universidad a dibujar payasos para que intenten descifrar mi personalidad usando la mayor cantidad de palabras que se encuentran en un diccionario Larousse como el que descansa a diario sobre mi buró colocado al lado derecho de mi cama. Mucho menos asisto a clases para llamarles Perras Guardianes a las secretarias, recepcionistas o asistentes; que además se generaliza que son mujeres. Y por lo menos estos últimos días le he tenido mucho miedo a esa especie natural y bella: mujer. ¿Me leo muy romántico o muy cobarde? Me encuentro en un estado de abandono, según dice mi tarotista, la cual no conozco pero que me dio consulta a través de la novela que estoy leyendo (París D.F de Roberto Wong). Ese estado me ha obligado a hastiarme de la mencionada clase. Me obligó también a darme cuenta que la mayoría de mis compañeros no son estudiantes, sino secretarias en potencia (no utilizaré el término mercadológico para  referirme a ellos) porque apuntan todo lo que los profesores colocan en diapositivas, tal cual son presentadas. Si hay un dibujo, lo dibujan; si hay un diagrama, lo diagraman; si hay un mal acento, no lo corrigen. Me percato que mis cuadernos están vacíos, ocupo la mitad de uno para todo el semestre de siete clases a la semana mientras los demás cuadernos poseen tinta rosa y azul entre sus almas y engordan cada día más como mis amigos (los saludo). Descubrí que las cátedras académicas me gustan más que los trabajos en equipo, a diferencia de las secretarias en potencia que prefieren que el profesor explique las diapositivas y deje ejercicios para resolverlos en conjunto, ¿pues qué voy en secundaria o qué? ¡Un desastre! ¿Hay algún significado proporcionalmente inverso al gusto por las cátedras con la estupidez? Me la he pasado mal estos días por esas razones que me atrevo a expresar por este medio y agrego una frase más a mi registro: a veces se escribe por vergüenza.