martes, 6 de enero de 2015

Diciembre extinto

Las celebraciones de Navidad y Año Nuevo se están extinguiendo para mí. Recuerdo que cuando era niño, las noches del 24, antes de salir de casa para reunirme con mi familia, preparaba sobre una mesa un vaso con leche y galletas destinadas al siempre amable Santa Claus. Recuerdo, en casa de mi tía, la mesa totalmente ocupada por comida decembrina y todos los asientos habitados por familiares. No olvido aquellas charlas que nunca entendía de qué trataban y que duraban gran parte de la noche. De vuelta a casa, la emoción contenida durante toda la cena y la sobremesa, se descargaba al ver los juguetes que el místico gordo me había acomodado debajo del árbol. La exaltación regresaba cuando el vaso con leche estaba vacío y sólo sobraban algunas migajas de las galletas; Santa Claus había estado en mi casa un año más. En Año Nuevo la cena cada vez cambiaba de locación, a diferencia de la Nochebuena que siempre se celebraba en el mismo lugar; otra variación es que esa noche no había regalos, sólo abrazos y uvas.

Desde hace algunos años en las cenas de diciembre sólo nos sentamos a la mesa mi madre, mi padre y  yo. Cenas tradicionales, en un ambiente personal e íntimo. Como siempre digo, afortunada o desafortunadamente me desembaracé de la familia por diversas situaciones que tú, lector, al menos hoy, no tienes derecho a saber, y durante todo el año no cargo con ese lastre ni con los compromisos que conlleva, únicamente la ausencia de ese concepto (familia) me causa melancolía dos noches al año. Al finalizar las cenas, siempre llego a la misma conclusión; estoy con mi verdadera familia, no necesito más gente en mi mesa, estoy con los que quiero estar.

No sé cuántas Navidades y Años Nuevos los siga celebrando con la compañía que hoy tengo. Estas fechas poco a poco, para mí, se van extinguiendo. Hoy no les doy el mismo significado que en aquella no tan lejana niñez y en un futuro no les daré el mismo significado que hoy.  Probablemente el tiempo me obligará a celebrar diciembre en ‘cuartópolis’ (citando a un escritor), pues no pretendo de ninguna forma adherirme a una nueva familia que no sea la mía; mi padre y mi madre.  


Espero que tú, lector, hayas disfrutado, como yo, al máximo esas noches hoy difuntas porque somos afortunados al poder celebrarlas con lujos que otros no tienen y además, porque el otro año no sabemos si vuelvan a ser, por lo menos, similares. Salud.  

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