viernes, 8 de abril de 2016

¿Cómo protegerte contra el acoso sexual?

El abuso y acoso sexual en cualquiera de sus expresiones debe ser causa de reflexión y acción de parte de todos nosotros, si es que queremos, como individuos y como sociedad, un lugar más habitable.

Pequeñas faltas de respeto que parecen insignificantes, molestan, dañan y provocan la intranquilidad, inseguridad y miedo de las mujeres que caminan por las calles deseando sólo llegar a su trabajo, escuela o simplemente pasar un momento agradable.

Inocentes piropos, chiflidos, arrimones, roces y hasta miradas parecen no dañar a nadie, pero en su conjunto forman un delito masivo del que nadie se salva, incluidas madres, hermanas, novias y esposas.

Por esta razón me he atrevido a idear una respuesta no agresiva, pero, tal vez, contundente ante el acoso sexual que viven nuestras mujeres día a día en tres sencillos pasos con recursos excesivamente fáciles de conseguir:

1.- La mujer que sufra de acoso debe intentar controlar la rabia, la furia, la impotencia y el miedo que seguramente le cause cuando alguien decide faltarle al respeto.

2.- Llevar consigo pequeñas tarjetitas de fácil realización que lleven un mensaje contundente. Yo propongo que digan: «¿Qué harías si lo que acabas de hacer se lo hicieran a tu pareja, hermana o madre? No al acoso sexual»

3.- Entregarle una de las tarjetitas al agresor inmediatamente después del mal acto. Ojo: si el agresor se ve malencarado, irse inmediatamente. La seguridad primero. Sugiero, a consideración de cada quien, que le entregue la tarjetita con el mensaje doblada, como si la mujer le estuviera obsequiando su número de teléfono. Seguir su camino.

La cuestión es hacer este tipo de actos en conjunto, que muchas mujeres, y también hombres, lo practiquen y se vaya extendiendo la idea, ésta u otra similar, para que poco a poco este delito, en apariencia pequeño e inocente, se vaya erradicando.

Sugiero que se comparta la idea entre hombres y mujeres, para que después las amigas(os) de sus amigas(os) se convenzan de actuar y continuar con la cadena.


Para que la sociedad falocéntrica evolucione el paradigma tendrá que pasar mucho tiempo, no creo que sea pronto. Pero considero también que es importante llevar a la práctica acciones que intenten cambiar, por lo menos, nuestro entorno para que la mujer no viva condenada y resignada a un acoso sexual perpetuo.