“Es de mayor trascendencia lo que ocurrió en Tlatlaya que lo de Ayotzinapa”,
me dijo mi amigo Erick Gabriel hace no muchos días. Si él tuviese razón en que
el mayor crimen de Estado se encuentra en Tlatlaya, Estado de México, la
noticia de los normalistas desaparecidos resultaría ser una cortina de humo
para dejar de trasfondo la masacre más importante; es así como opina mi
profesora de periodismo y es con quien además estaría de acuerdo de ser así.
Ayotzinapa
La Escuela Normal Raúl Isidro Burgos siempre ha
incomodado al poder político y al narco en México por su abierto carácter
combativo y alto nivel de conciencia política de sus estudiantes. 1
Existe información en la cual se dice que los normalistas
habían ido a Iguala para pedir dinero pues estaban reuniendo lo suficiente para
viajar al Distrito Federal con el objetivo de participar en la marcha del 2 de
octubre. Otras fuentes informan que se dirigían hacia un mitin político. Sin
embargo en una entrevista a Radio Fórmula, un testimonio menciona que existe un
Comité que obliga a los jóvenes de nuevo ingreso de la Normal Rural de
Ayotzinapa a salir a otros pueblos para la obtención de fondos para los gastos
de la escuela y manutención personal. 2
El padre Alejandro Solalinde, mediante la información que
le proporcionó un testigo, asegura que los 43 normalistas desaparecidos fueron
bañados con diesel para luego ser quemados.
Por otro lado, el Ejército Federal ha obstaculizado el
trabajo de peritos internacionales en la investigación de las fosas
clandestinas que se han encontrado.
Sergio
Aguayo, en una mesa de debate en MVS Noticias con Carmen Aristegui, consideró
que lo ocurrido en Iguala fue hecho para educarlos,
para enseñarles fuera del aula lo que no han aprendido: respetar a quien manda.
Y quien manda es el crimen organizado y el presidente municipal estaba al
servicio del crimen.3 (minuto 28)
Como
se ha dicho por ahí, enciendo mis veladoras y repito que en este país la vida
no vale siquiera una chingada.
4
Tlatlaya
Luego
de un supuesto enfrentamiento, en Tlatlaya, Estado de México, entre presuntos
criminales y Ejercito Mexicano, resultaron muertos 22 personas a finales de
junio de este año.
Días
después de lo ocurrido la agencia de información AP, a través de un reportaje,
dice que en el lugar no había señales de un enfrentamiento.
Para
septiembre una testigo identificada como Julia negó la versión en que la mayoría
de las víctimas murieron a causa de un enfrentamiento. Agregó que el grupo
presuntamente delictivo se había rendido, pero que después los fusilaron a
todos, entre ellos a una menor de edad. 5
Ayotzinapa y Tlatlaya
La
tragedia de los normalistas desaparecidos sigue siendo de mayor trascendencia
noticiosa pues no ha habido conclusión y el país está en colapso por saber el
desenlace.
En
cambio lo de Tlatlaya ya concluyó y las autoridades mexicanas piden no ser
cuestionadas por el caso.
La
tragedia de los normalistas desaparecidos es de mayor trascendencia social
debido a que las víctimas son estudiantes y como declaró Elena Poniatowska: "¿Qué se puede esperar de un Estado que mata a sus estudiantes?" Pienso que lo
único que se puede esperar del Estado es la represión y un estado de terror.
Si
las víctimas de Tlatlaya sí eran delincuentes, no tendría porque superar en
trascendencia social a la desaparición de estudiantes. Si las víctimas no eran
delincuentes entonces estaría en un gran dilema moral para saber qué tiene
mayor trascendencia.
No
estoy seguro de qué tanto importa si son delincuentes o estudiantes, unos ya se
equivocaron, los otros están a punto de hacerlo. Pero me atrevería a decir que
si en Tlatlaya se mató a delincuentes no importa tanto como haber desaparecido
a estudiantes. Probablemente no es mi papel decir esto, sino es el papel de la
bioética; pero es lo que creo.
De
lo que no tengo duda es que ambas situaciones son crímenes de Estado, abuso de
autoridad y abuso de poder; por lo que no debería de haber gente impune.
Queda
seguir informados, queda seguir sintiendo indignación, queda seguir exigiendo a
nuestras autoridades justicia, queda seguir llevando el debate a todos lados, queda
no ser indiferentes, queda leer, queda ser reflexivos, queda ser críticos y
queda no ser pinches agachones.