El abuso y acoso sexual en cualquiera de sus expresiones debe ser causa de
reflexión y acción de parte de todos nosotros, si es que queremos, como
individuos y como sociedad, un lugar más habitable.
Pequeñas
faltas de respeto que parecen insignificantes, molestan, dañan y provocan la
intranquilidad, inseguridad y miedo de las mujeres que caminan por las calles
deseando sólo llegar a su trabajo, escuela o simplemente pasar un momento
agradable.
Inocentes
piropos, chiflidos, arrimones, roces y hasta miradas parecen no dañar a nadie,
pero en su conjunto forman un delito masivo del que nadie se salva, incluidas
madres, hermanas, novias y esposas.
Por
esta razón me he atrevido a idear una respuesta no agresiva, pero, tal vez,
contundente ante el acoso sexual que viven nuestras mujeres día a día en tres sencillos
pasos con recursos excesivamente fáciles de conseguir:
1.-
La mujer que sufra de acoso debe intentar controlar la rabia, la furia, la
impotencia y el miedo que seguramente le cause cuando alguien decide faltarle
al respeto.
2.-
Llevar consigo pequeñas tarjetitas de fácil realización que lleven un mensaje
contundente. Yo propongo que digan: «¿Qué harías si lo que acabas de hacer se
lo hicieran a tu pareja, hermana o madre? No al acoso sexual»
3.-
Entregarle una de las tarjetitas al agresor inmediatamente después del mal
acto. Ojo: si el agresor se ve malencarado, irse inmediatamente. La seguridad
primero. Sugiero, a consideración de cada quien, que le entregue la tarjetita
con el mensaje doblada, como si la mujer le estuviera obsequiando su número de
teléfono. Seguir su camino.
La
cuestión es hacer este tipo de actos en conjunto, que muchas mujeres, y también
hombres, lo practiquen y se vaya extendiendo la idea, ésta u otra similar, para
que poco a poco este delito, en apariencia pequeño e inocente, se vaya
erradicando.
Sugiero
que se comparta la idea entre hombres y mujeres, para que después las
amigas(os) de sus amigas(os) se convenzan de actuar y continuar con la cadena.
Para
que la sociedad falocéntrica evolucione el paradigma tendrá que pasar mucho
tiempo, no creo que sea pronto. Pero considero también que es importante llevar
a la práctica acciones que intenten cambiar, por lo menos, nuestro entorno para
que la mujer no viva condenada y resignada a un acoso sexual perpetuo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario