martes, 30 de septiembre de 2014

¡Consumistas del mundo, uníos!

Para que el mundo siga su curso y para que las empresas también lo hagan nosotros debemos comprar objetos que satisfagan nuestras realidades inventadas, mitos e ilusiones. Las empresas deben de poner el producto al alcance de toda persona que pueda comprarlo para supuestamente satisfacer nuestras necesidades; algunas efímeras, otras inventadas y algunas reales.

Los objetos han alcanzado un carácter determinante para conformar la identidad y motivación de los individuos dentro de nuestra sociedad contemporánea. Sociedad la cual pretende la búsqueda de la riqueza para excitar la admiración o la envidia en los demás.

“La noción de personalización en los productos comerciales es algo más que un argumento publicitario: es un concepto ideológico fundamental de una sociedad que, al personalizar los objetos y las creencias, aspira a integrar mejor a las personas.” Integrarlas al mercado de consumidores, excitarlas con insignificancias para integrarlas al río sardinezco de consumistas. Las modas son efímeras pero logran su objetivo, satisfacer a la persona que la consume tapando inseguridades y vacíos existenciales.

El estudio en las universidades es el entrenamiento personal para entrar a un mercado laboral en el cual sólo nos incrustaremos con el objetivo de ganar cierta cantidad de pesos para después comprar objetos o tecnología que satisfaga nuestra necesidad de diversión o tiempo libre que las empresas absorben de nosotros, los empleados. Se estudia para ser alguien funcional, un engrane más, alguien más en una sociedad de consumo voraz. Más tarde nos daremos cuenta que aquello que anhelamos, aquello que siempre soñamos nunca lo vamos a alcanzar y pasaremos a formar parte de una estadística solamente, pero mientras:

La ignorancia es la felicidad, por lo tanto: satisfagamos nuestras carencias, compremos en Pull & Bear, vistámonos con ropa de ZARA, gratifiquemos nuestra muerte, bebamos “Buchanitan´s del sellito rojo”, trabajemos para comprar, presumamos los celulares, vanagloriémonos de los carros, menospreciemos al pobre, veneremos a los objetos que son la razón de nuestra felicidad, vaciemos nuestro ser y nuestra mente, preocupémonos por nosotros mismos, olvidémonos del de al lado, seamos individualistas, canallas, serviles, es mejor no tener información, ni enterarse de los problemas sociales, culturales y políticos, sigamos siendo una generación condenada, llena de lápidas, muerta y perdida.  Estoy seguro que es el único camino a la felicidad postmodernista. Lo demás es anacrónico. 


*Basado en ideas de Jean Baudrillard

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